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13/02/2018
Respuesta: Mi responsabilidad hasta el momento actual ha sido la de director de la Fundación Juan Ciudad, de ahí mi vínculo como miembro de la comisión Permanente de la POAS. He finalizado un cuatrienio de responsabilidades en la Orden Hospitalaria centrado en un encargo muy importante para la Institución: elaborar un documento sobre el futuro de la Orden en España, que nos ha llevado más de tres años de trabajo muy intenso. Este documento ha sido aprobado por el Capítulo Interprovincial que celebramos en enero pasado con una mayoría cualificada y que marcará un nuevo rumbo de la Orden en los dos próximos años, al decidirse la unificación de la Orden en una sola Provincia en España.
En el año 1934 la Orden creó las tres Provincias de San Juan de Dios que existen en nuestro país (Bética, Castilla y Aragón), y que gestionan a día de hoy una red de 75 centros sociales y sanitarios, con 220 Hermanos y alrededor de 12.000 trabajadores y 3.600 voluntarios.
R: Voy a empezar una nueva tarea como formador de los miembros-Hermanos- de la Orden, acompañando en los procesos vocacionales a aquellos que han finalizado su noviciado y desean vincularse a la Institución de por vida. Es un tiempo largo de discernimiento, que va desde un mínimo de cinco a un máximo de nueve años. Ahí he de estar cercano y siempre disponible para ayudar a que la persona busque lo mejor para sí escuchando atentamente los planes de Dios, y la mayoría de las veces no coinciden los planes de Dios y los nuestros.
Es un nuevo encargo que acepto encantado.
R: Estar en la Comisión Permanente de la POAS lo he considerado un lujo desde el momento que llegué. La formamos un grupo reducido: somos 10 personas que nos reunimos entorno a una mesa todos los meses por espacio de casi tres horas y que preparamos a conciencia las Juntas Directivas y las Asambleas.
Dicen los expertos en dinámicas grupales que un grupo ideal de trabajo está entre los 8 y 12 miembros. Nosotros somos 10 y en ocasiones incluso menos por ausencias justificadas. Escucharnos desde posiciones tan diferentes de nuestras Instituciones, con ánimo sereno y con el marco de fondo de la “Ley 43/2015 de 9 de octubre del Tercer Sector de Acción Social”, nos alienta siempre el bien común que hace del grupo una unidad de trabajo.
R: La Comisión Permanente es un poliedro bellísimo de trabajo colaborativo. Somos 10 personas de 10 entidades diversas: Cruz Roja, Cáritas, Federación Mujeres Progresistas, ONCE, Plena Inclusión, Accem, Unión Romaní, Coceder, Mayores UDP y San Juan de Dios. Si luego nos reuniones en Junta Directiva, el poliedro incrementa sus caras y aristas, y si convocamos la Asamblea estamos ante un poliedro que representa casi todos los sectores sociales marginados de nuestras sociedad. ¡Todo un reto de trabajo colaborativo!
R: Hay un elemento clave que nos ha venido preocupando a lo largo de estos años: la visibilidad de la acción e impacto del Tercer Sector es limitada. Hacemos muchas cosas en la atención real a las personas y grupos sociales más vulnerables de nuestro país y esto no llega al ciudadano. ¿No sabemos comunicar lo que hacemos o tal vez lo comunicamos mal y tarde?
De cara al futuro hemos de estar muy atentos a descubrir las nuevas necesidades, pobrezas y enfermedades que se van presentando cada día. El Tercer Sector ha de ser muy sensible en hacerse presente ante el grito de dolor de nuestra sociedad para dar respuesta de manera inmediata antes de que sea demasiado tarde. Adivinar el sufrimiento ajeno y actuar de inmediato es la tarea del Tercer Sector que está más allá del diálogo político.
R: Me llevo un pensamiento al que he ido dando vueltas tras cada reunión en la POAS: para construir la sociedad todos somos necesarios y es preciso contar con todos sin excluir a nadie. Cada uno tiene su espacio y su tiempo. Unos aportan mucha luz, pero también son necesarios e imprescindibles los que aportan las zonas oscuras, para poder tener un mapa completo de las diferentes necesidades y retos que hay que afrontar.
Si tuviera que hacer un brevísimo resumen de lo bueno que me llevo lo plasmo en un oxímoron: juntos por separado.