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25/11/2024
Queremos unirnos al recuerdo doloroso de las 37 mujeres asesinadas en España hasta la fecha en 2024; de las 58 asesinadas en 2023; de las 1.281 mujeres asesinadas en nuestro país por la violencia de género desde 2003, cuando comenzaron a recogerse en las estadísticas oficiales.
De estos datos se concluye que la violencia contra las mujeres no es fortuita ni casual, esta violencia es la expresión y la consecuencia más radical de las desigualdades históricamente establecidas entre mujeres y hombres, que la sociedad patriarcal, machista y racista, se encarga de imponer. La violencia es estructural y no responde a características ni étnicas ni raciales, tampoco son casos aislados, sino que es el resultado de los mecanismos socioculturales y personales que hacen que la violencia se produzca y se mantenga de forma tóxica y recurrente en la sociedad.
La pobreza es una manifestación de la violencia que nos atraviesa a las mujeres y a las niñas. Y a pesar del crecimiento económico y el aumento del empleo en España, muchas familias, entre ellas muchas familias gitanas, aún con un empleo siguen viviendo una situación de pobreza, no pudiendo cubrir necesidades básicas ni llegar a fin de mes.
Y si lo centramos en el pueblo gitano, las mujeres y las niñas gitanas nos enfrentamos a una grave situación de vulnerabilidad socioeconómica: la tasa de pobreza y exclusión son muy elevadas.
Es necesario mostrar los contextos y situaciones en los que las mujeres seguimos siendo subordinadas y maltratadas por ser mujeres y no hombres. Al mismo tiempo, hay que visibilizar la trayectoria de lucha por la igualdad que hemos realizado las mujeres y las niñas durante la historia y exponer la necesidad de avanzar en derechos para que haya justicia y no se retroceda ni un paso en lo que ya se ha conquistado.
Cuando una mujer sufre violencia de género no es su problema, es problema de todos y todas, por ello no podemos dejarlas solas, no podemos mirar hacia otro lado, no podemos identificar las situaciones de violencia machista como algo que es privado de la pareja.
Porque si no hacemos nada, si no alzamos las voces, si no las apoyamos, las acompañamos, las escuchamos, ni les damos recursos para salir de la violencia, seguirán sufriendo, seguirán llorando, seguirán aguantando y, algunas, acabarán siendo asesinadas por sus parejas o exparejas tal y como vemos que sucede en muchas ocasiones.
Nosotras, las mujeres gitanas, estamos en mayor desventaja cuando somos víctimas de la violencia de género como hemos podido comprobar este año con algunas resoluciones judiciales. Hemos asistido a sentencias en materia de agresiones sexuales a niñas gitanas donde se asocian estas agresiones sexuales con cuestiones culturales, atenuando la responsabilidad penal de los agresores y desprotegiendo y revictimizando física y jurídicamente a las víctimas.
Es por eso por lo que desde el GMG y como mujeres gitanas gritamos alto que la violencia no tiene cultura, la violencia es estructural y patriarcal y siempre está en manos de los que ejercen poder frente a otras. Las mujeres gitanas necesitamos protección frente a la violencia y no queremos que se mire a otro lado. Reclamamos justicia para nuestro dolor.
Hoy, reclamamos una posición privilegiada en la lucha por la eliminación de las violencias hacia las mujeres y las niñas en las agendas políticas, económicas y sociales, a la vez que se reivindica una movilización social y una implicación verdadera de aquellos sectores de la sociedad global que hasta ahora se han visto beneficiados del detrimento de las mujeres y especialmente de las mujeres más vulnerables como somos las mujeres gitanas. La igualdad no debe dejar de recibir atención y esfuerzos puesto que es una cuestión de democracia plena, justicia, desarrollo y paz.
No hay excusa para no hacerlo, con el trabajo de todas y todos LO CONSEGUIREMOS.
#25N2024FSG #25N2024GMG
#NOHAYEXCUSA