La única mirada posible por Juan José Afonso, director general de San Juan de Dios España

07/03/2025

Nuestra sociedad ha cambiado radicalmente en las últimas décadas, y lo seguirá haciendo. Los retos que plantea, también. Los motivos son múltiples y están relacionados, entre otros factores, con que vivimos más años que antes, con el empuje vertiginoso de las tecnologías digitales como la Inteligencia Artificial, con los hábitos de vida en ciudades cada vez más densamente pobladas, donde el sedentarismo y la contaminación son un problema serio, y con las transformaciones de la industria alimentaria y el incremento de la obesidad en colectivos que sufren inseguridad económica.

También tiene que ver con la reconfiguración de las redes familiares y comunitarias que, ante la escasez de tiempo, de disponibilidad, adolecen de espacios para el encuentro, el intercambio y el apoyo mutuo. En el entorno rural, la dificultad para acceder a servicios de todo tipo vacía el campo. Además, a nivel mundial, cerca de 280 millones de personas deciden migrar en busca de un futuro mejor o deben huir para salvar su vida de la guerra, el hambre o los efectos del cambio climático.

Todo ello configura una sociedad que demanda unos cuidados específicos y diferentes en cada etapa, donde poder disfrutar de una vida lo más plena y autónoma posible solo estará garantizado si tenemos acceso a los recursos y apoyos adecuados.

Y para ello, es necesario, urgente, que todos los actores públicos y privados implicados en el sistema sanitario y social hablemos. Repensemos. Nos preguntemos si estamos haciendo lo correcto o ha llegado el momento de dar un paso definitivo, y dejar de hablar de paciente o de usuario para llamar a la persona por su nombre.

En San Juan de Dios, que cuenta en España con 80 dispositivos donde se atiende a colectivos muy diferentes, estamos convencidos de que el actual modelo sanitario y social merece una revisión. Merece que nos preguntemos: ¿Se adecúa a las necesidades de hoy en día o, por el contrario, se está quedando desfasado ante esos cambios sociales de las últimas décadas? ¿Tiene sentido que lo repensemos para que evolucione hacia un modelo de atención integral donde la persona sea el centro, y sea el sistema el que se adapte y no al revés? ¿Podemos dar un paso hacia un modelo de atención socioasistencial que conecte los diferentes niveles asistenciales, a domicilio y recursos sociales como si de un solo servicio o plataforma se tratase?

Es decir, un modelo de atención donde se aplique una mirada amplia, de conjunto, donde seamos conscientes de que la persona que atendemos por un problema de salud puede venir con otras necesidades sociales que subyacen invisibles, pero determinan su calidad de vida y, si no se detectan y abordan, supondrá una oportunidad perdida de prevenir futuras complicaciones y recaídas.

Nos referimos a situaciones soledad que no solo afectan a nuestros mayores, sino que está aumentando en población infantojuvenil; a trastornos mentales como ansiedad o depresión ante un despido o la precariedad laboral; al incremento de jóvenes y mujeres sin hogar por la falta de acceso a una vivienda; nos referimos, en definitiva, a la vulnerabilidad, cotidiana o transitoria, que puede afectar a cualquier persona en un momento de su vida.

Para San Juan de Dios, como institución dedicada a la atención de personas enfermas y vulnerables desde hace casi 500 años, es crítica la mirada holística, biopsicosocial. Por eso, y empezando por nosotros mismos, invitamos a los agentes sociales, sanitarios y la Administración pública a repensar el modelo sociosanitario actual y transformar el sistema en sintonía con la sociedad. No podemos esperar más. Las personas no pueden esperar más. Una a una y como sociedad.

*Artículo publicado en la revista de San Juan de Dios n.º 15